En el texto del link Juan
Luis Arsuaga, autor de “La especie elegida”, explica cómo podemos asemejar un
parto con una enfermedad.
Se interesó por la pelvis a
diferencia de la mayoría de paleontólogo que se interesaron en el cráneo. Según
nos cuenta, la pelvis es una fuente de información para poder determinar el
sexo, la postura, su forma de caminar y muchos más rasgos que caracterizan a
una persona.
Para ello lleva a cabo
ciertas comparaciones con ciertos animales. El aparato reproductor femenino es
mucho más complicado, sinuoso y a la par que largo comparado con el de un
animal cualquiera. Y debido a que somos bípedos la vagina está situada en la
aparte delantera y así dificulta aún más el parto.
Otro problema muy característico
es que al ser bípedos y al andar erguidos, los fémures tienden a acercarse
entre sí. Y eso tiene como resultado el acercamiento de la pelvis haciendo así
más difícil y doloroso el parto humano.
Pero esto no debe preocupar
porque nuestra supervivencia está garantizada. Antes del parto hay unos
procesos como el coito, competencia entre machos… Que hacen que la “calidad del
bebé” sea buena.
A diferencia de los animales,
el gran tamaño de la glándula mamaria demuestra una buena fertilidad. En los
animales, una hembra que las tenga es tachada de no atractiva.
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