martes, 2 de octubre de 2012

La 'partícula de Dios' abre la puerta a un nuevo universo científico y económico.


El hallazgo del que puede ser el tan buscado bosón de Higgs supone el comienzo de una nueva era en la física de partículas. Los científicos no pueden adivinar el alcance del nuevo campo, pero sí saben que el dinero invertido en este proyecto ha tenido, y tendrá, un importante retorno económico.
La comunidad científica todavía está noqueada con el anuncio del Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN) del hallazgo de una partícula que "si no es el bosón de Higgs, se le parece mucho". Tal vez se haya encontrado la respuesta a la propuesta realizada en 1964 por el físico Peter Higgs para explicar el origen de la materia.
Aunque el CERN no admite abiertamente que lo hallado sea la 'partícula de Dios', la presencia de un emocionado Higgs en la conferencia del CERN para comunicar el descubrimiento deja a la duda un mínimo margen.
A partir de ahora, tal vez se puedan resolver enigmas como la naturaleza de materia oscura y  cabe esperar futuros desarrollos tecnológicos.
Al margen del entusiasmo científico, este proyecto tiene un extraordinario impacto económico. Como recuerda Carlos Pajares, catedrático de la Universidad de Santiago de Compostela y hasta hace una semana delegado científico de España en el consejo del CERN, "la participación española ha sido relevante en numerosos aspectos. Por una parte, los directores durante este año de los experimentos que han llevado al descubrimiento han sido Martine Bosman, de la Universidad Autónoma de Barcelona, y Teresa Rodrigo, de la Universidad de Cantabria. Además, en la construcción del LHC han participado 35 empresas españolas, y algunos han obtenido otros contratos a partir de los desarrollos alcanzados en el CERN". En este sentido, apunta que "la energía del aeropuerto de Ginebra procede de unas placas solares desarrolladas por una compañía española para el CERN".
Pero también, muchas de las empresas que han participado en el CERN han conseguido contratos para la construcción del ITER, la gran estructura europea de investigación en energía nuclear.
Con estos ejemplos, Pajares quiere mostrar el interés económico que tiene para nuestro país no perder el ritmo de inversión en el proyecto europeo en estos momentos de recortes económicos. "La contribución de cada uno de los 20 países miembros (europeos) está en función de su PIB. Hasta ahora, España, junto con Alemania, Francia, Italia y Reino Unido, figura entre los que más aportan. Con la caída del PIB también se ha reducido la contribución (ahora estamos en poco más de 70 millones de euros). Pero para no perder fuerza, "nuestro país podría aportar capital humano.

De momento, hay muchas expectativas. ¿Para que servirán? Como respondió Faraday al ministro británico de Hacienda cuando le preguntó sobre el uso que tendrían sus trabajos: "no lo sé, pero seguro que sus sucesores cobrarán impuestos por ello". Así fue. Y así será con las aplicaciones derivadas del conocimiento de esta partícula", afirma Carlos Pajares.

Bibliografía: http://www.expansion.com

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