1) Granizo gigante. Las tormentas de granizo son eventos meteorológicos frecuentes e indeseados, pero en ciertas oportunidades se ha registrado la caída de enormes trozos de hielo desde el cielo, mucho más grandes y pesados que el granizo común.
El bloque de hielo más grande registrado hasta el momento midió 17.8 centímetros de diámetro, casi el doble del tamaño de una pelota de tenis.
Lo que resulta mucho más extraño todavía, es que muchos de estos gigantescos bloques de hielo suelen caer aparentemente de la nada, sin nubes tormentosas a la vista.
Aunque algunos especulan con que puede tratarse de desprendimientos de hielo provenientes de aviones volando a gran altura, todavía no se ha formulado ninguna explicación concreta y demostrable sobre este misterioso fenómeno.
2) Eventos Luminosos Transitorios (Transient Luminous Events o TLE). Ciertos fenómenos luminosos que se producen en la atmósfera superior han recibido los poéticos nombres de duendes (sprites), elfos (elves) o chorros azules (blue jets).
Estos extraños resplandores fueron observados en reiteradas oportunidades por los pilotos de aviones estratosféricos y se catalogaron inicialmente como OVNIs.
Más tarde, la Ciencia finalmente los identificó y les otorgó la aburrida denominación grupal de Eventos Luminosos Transitorios (en inglés, Transient Luminous Events o TLEs).
Los "duendes" (sprites) son descargas eléctricas que emiten una luz rojiza y se producen a una altitud aproximada de 80 kilómetros.
Sus "primos", los "chorros azules" (blue jets) son conos de luz azulada que se forman a menor altura que los duendes, a veces al mismo tiempo que los primeros.
Estos fenómenos duran normalmente unas fracciones de segundo y están siendo estudiados por los científicos para descubrir los motivos exactos de su formación
3) Fuego de San Telmo. A lo largo de la Historia, innumerables marinos afirmaron ser testigos de la aparición de lenguas de fuego incandescente, que "danzaban" sobre los mástiles y extremos de la arboladura de los navíos durante ciertas tormentas.
Estas bolas luminosas, conocidas como el Fuego de San Telmo, son descargas eléctricas que se producen durante las tormentas y que tienen como blanco a los objetos más elevados de una embarcación.
Aunque el Fuego de San Telmo no resulta peligroso en sí mismo a pesar de su espectacularidad, muchas veces funciona como el aviso de la caída inminente de un rayo sobre los barcos, por lo que históricamente ha sido considerado de mal agüero por los navegantes.
4) Remolinos de fuego. Estrechamente emparentados con los tornados y los remolinos de polvo, los peligrosos remolinos de fuego se forman (bajo las condiciones apropiadas) durante los incendios forestales u otros incendios masivos. Un trágico ejemplo se produjo durante el terremoto de 1923 en Japón, en el que un imparable remolino de fuego causó la muerte de más de treinta mil personas.
Los remolinos de fuego se forman de la misma manera que un tornado, por un diferencial de temperatura que produce un vórtice o chorro ascendente, aunque en este caso el vórtice no está compuesto de aire sino de fuego que asciende a gran velocidad a medida que se alimenta del incendio que lo rodea, multiplicando su poder destructivo.
5) Tromba Marina (Waterspout):Es muy probable que los monstruos y las serpientes marinas que muchos aterrorizados navegantes han creído ver a través del tiempo, hayan sido en realidad las movedizas columnas de agua pertenecientes a las trombas marinas.
Los vórtices de las trombas marinas suelen ser largos y delgados, semejantes al cuello de un dragón, y con movimientos causados por los fuertes vientos, que recuerdan a los de una serpiente.
Muchos tienen fresco en su memoria el recuerdo de las trombas marinas que se avistaron sobre el Río de la Plata, por lo que no les resultará muy difícil imaginarse los efectos de observar múltiples trombas en alta mar y en medio de fuertes tormentas.
El temor y la imaginación de los marinos contribuyeron a darle propiedades sobrenaturales y fantásticas a estos curiosos fenómenos meteorológicos.
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