sábado, 27 de abril de 2013

El sueño de "parecerse" a Iron Man


Ahora que se estrena Iron Man 3, quizá este vídeo muy loco de Experimentos caseros os haga gracia: nada menos que os explican, paso a paso, cómo construiros un guante que lance descargas eléctricas, es decir, un guante táser.
La descarga no será suficiente como para eliminar a vuestros enemigos, pero seguro que dará un buen susto a vuestros amigos.

El Bionicopter


La cerveza es muy mala, niños.


El otro día os hablaba de los efectos del sabor de la cerveza en vuestro cerebro, incluso lo que ocurrecuando os golpean la cabeza con una botella de cerveza, pero hoy hay que echar un vistazo a un estudio del Instituto de Tecnología de Múnich, que sugiere que la cerveza tiene altos niveles de arsénico.
Ya se conocía que la cerveza contenía esta sustancia tóxica, lo que se ha descubierto es que se halla en concentraciones mayores de lo que se creía.
Para llevar a cabo esta investigación, el Instituto de Tecnología de Múnich analizó 140 cervezas de origen alemán. Gracias a estas muestras se comprobó que los niveles de arsénico superan los 10 microgramos por litro, una cantidad mayor que la recomendada por la OMS.
Los expertos descubrieron que es el material empleado para filtrar la cerveza, a fin de que en el embotellamiento tenga un aspecto más claro, es la causa de la gran cantidad de arsénico que contienen las cervezas. Este material son las diatomitas o tierra de diatomeas, que está formado por restos fósiles de muy pequeño tamaño de un tipo de algas, las diatomeas, cuyo caparazón está formado por compuestos de sílice, pero también por arsénico, plomo y otros metales pesados.
Con todo, los niveles encontrados se cree que no revisten aún un problema de salud.

Ventajas de ser zurdo


Left Power
A lo largo de la historia, a los zurdos se les ha catalogado como malvados. De hecho, la palabra “siniestro” procede del latín sinistra, que significa “izquierda”. Por tanto, en tiempos más recientes, a los zurdos también se les acusaba de ser comunistas.
Dejando a un lado a las creencias populares, lo cierto es ser zurdo, entre los que se encuentran personajes como George H.W. Bush, Bill Clinton o Leonardo da Vinci, lleva aparejado algunos inconvenientes, aunque también algunas ventajas.
Sólo alrededor del 10 % de la población es zurda, y se cree que esta característica es esencialmente genética (heredada) o congénita (de nacimiento: se piensa que es posible que la zurdera sea consecuencia de la exposición a niveles anormalmente elevados de testosterona en el vientre materno). Lo más curioso es que entre los jóvenes hay más zurdos que entre las personas de más edad, quizá porque en el pasado había más presión social a favor del uso de la mano derecha.


Con todo, las diferencias entre zurdos y diestros aún han sido poco estudiadas, a pesar de eventos como Día de los Zurdos, que se celebra cada 13 de agosto, desde 1922, donde la Universidad de Texas en Dallas publicó un extracto de los hallazgos médicos y psicológicos recientes sobre la vida de las personas zurdas.
Los zurdos, por ejemplo, parecen tener mejor memoria que los diestros y cierta ventaja en un combate mano a mano.
Estudios realizados por John W. Santrock, especialista en psicología de la educación, han medido que los zurdos tienden a tener sobresaliente capacidad visual-espacial y la capacidad de imaginar diseños tridimensionales. El mismo estudio halló que en cuatro profesiones (matemáticos, músicos, arquitectos y artistas) es mucho mayor el porcentaje de zurdos que en otras profesiones.
Otros estudios médicos sobre diferencias fisiológicas de los zurdos han sido publicados por la revista médica británica The Lancet, en los que se señala que los zurdos tienen menos propensión a desarrollar artritis y que tienen cuerpo calloso de mayor tamaño, lo cual se suma a que algunas regiones de su hemisferio derecho son más grandes y que el tiempo de transmisión de señales entre hemisferios es más rápido.

¿Otra leyenda urbana?


Corre por ahí la creencia popular de que si le cortamos el pelo a nuestro bebé, entonces el nuevo pelo que nacerá lo hará con más fortaleza. Pero ¿cuánto hay de cierto en ello?
Pues en apariencia, es cierto: cuando cortamos el pelo a alguien, sea o no bebé, su consistencia parece mayor, sobre todo si lo cortamos muy corto, al cero o al uno. Pero sólo en apariencia. Si bien el pelo tiene el mismo grosor tanto en la base como en la punta, a medida que se alarga el pelo experimenta variaciones causadas por el desgaste: por eso las puntas del cabello que es largo se percibe más delgadas y estropeadas que el resto.
Al raparle el pelo a un niño, lo que queda es la parte del pelo que está en mejor estado: incluso si lo rapamos al cero, los nuevos cabellos también nacerán menos desgastados. Sin embargo, tanto la cantidad, como la calidad del pelo será exactamente la misma. Es decir, que salvo por una cuestión estética (y temporal), cortar el pelo a un bebé no sirve para nada.
Por cierto, al nacer tenemos una media de 1.135 folículos pilosos por centímetro cuadrado. Pero la cifra cae en picado a la edad de 80 años: 435.
Hans LangsethEste efecto estético no sólo podemos observarlo en el cuero cabelludo, sino en las barbas, incluso de una forma más llamativa: cuando los pelos sobresalen menos de un milímetro, incluso parecen que tengan mucha fuerza, porque ofrecen más resistencia y se pliegan menos que al ser más largos. Cuando la barba crece, entonces es suave y esponjosa como la de Papa Noel. Pero la calidad del pelo continúa invariable. El pelo de la barba puede llegar a medir 30 centímetros, aunque siempre hay excepciones, como la barba de Hans Langseth, de Iowa, que tuvo una barba de 5,33 metros cuando murió en 1927.
Además, las células del folículo capilar fabrican queratina sin ser conscientes de si cortamos o no el pelo: el crecimiento tiene lugar a partir de la base. Por muy arrán que cortemos el pelo, ello no afecta a estas células. En nuestra cabeza tenemos entre 100.000 y 150.000 folículos pilosos. Los rubios tienen más que los morenos o castaños.

Cuidado llueve cadmio.

cadmio
Reino Unido está repleto de pueblos rarísimos, como Hay-on-Wye(un reino independiente dedicado a la literatura) o una isla que hasta apenas un lustro atrás aún vivía bajo un régimen feudal. Pero hoy quiero hablaros de otro lugar británico en el que sólo pasó algo interesante la noche de jueves 28 de marzo de 1963.
El pueblo de marras se llama Norwich. Según contaban los lugareños, aquella noche había pasado sobre el pueblo un avión cargado con 70 kg de un pigmento especialmente preparado de sulfuro de zinc y cadmio, que fue soltado a una altitud de 150 metros en el punto en el que el avión pasaba a barlovento de Norwich.
El avión había partido desde Aldeburgh rumbo a Suffolk.
Las habladurías siguen así: las partículas anaranjadas fluorescentes se dispersaron a merced de una leve brisa. En tierra, diversos funcionarios esperaban la caída de dichas partículas en cuarenta lugares del pueblo y sus alrededores. Los funcionarios trabajaban en el Establecimiento Experimental de Defensa Química, de Porton Down, en Wiltshire.
Las habladurías confirmaron sus sospechas cuando en 1994 se hicieron públicas estas pruebas. La gente pensó que dicha ocultación de pruebas respondía a problemas de salud, pero un informe de 2002 señalaba que la exposición al cadmio que habían sufrido los habitantes de Norwich era el equivalente al de cualquier persona que viviera durante pocas semanas en una gran ciudad. O a fumar cien cigarrillos.
Más tarde, sin embargo, un cirujano del pueblo señaló que los habitantes tenían niveles de cáncer de esófago por encima de la media, y que ello podía deberse a la exposición a aquel cadmio.


domingo, 21 de abril de 2013

Los científicos son un fraude; la ciencia, no


medicina
Entre los científicos se halla, en principio, la misma proporción de mentirosos, falsificadores, negligentes, estúpidos, egoístas o inmorales que en cualquier otra profesión. En consecuencia, la solución frente a los fraudes científicos no consiste en asumir que todo es un desastre y, por tanto, uno debe, por ejemplo, medicarse con lo que considera más oportuno (léase homeopatía), sino por exigir que los controles en la investigación científica se vuelvan más estrictos (es decir, prohibiendo la comercialización de medicamentos que, como la homeopatía, no ha pasado por los filtros apropiados).
Si debemos confiar en la ciencia es porque, si bien los científicos son seres humanos, más o menos igual de falibles que cualquier ser humano, los protocolos de la ciencia son tan estrictos (o deberían serlo) que la mala praxis se minimiza. Como os contaba en la historia de la Universidad Invisible, la mejor forma de que un científico sea honesto no es pidiéndole honestidad, de motu proprio, sinoexigiendo que los científicos se vigilen y controlen entre sí, y aquéllos que consigan destapar el fraude de otros, sean debidamente recompensados.
El método científico es la mejor manera que conocemos para obtener conocimiento objetivo y acumulativo, sin embargo los científicos constituyen, a grandes rasgos, un gran lastre para que este mecanismo funcione correctamente (aunque hay otros lastres aún más gravosos, naturalmente, como medios de comunicación que añaden ruido a las evidencias científicas, o la falta de financiación de la investigación).
Uno de los libros que más profundamente nos adentra en la mala praxis científica, concretamente en el ámbito de la investigación médica, es sin duda la última obra de Ben Goldacre: Mala Farma. Después de su lectura, uno se pregunta cómo diablos la medicina consigue curar… aunque también advierte con horror cuán cruento podría ser el mundo si ni siquiera existieran los protocolos científicos que hoy en día se exigen (y que resultan, al parecer, tan fáciles de esquivar con suficiente dinero y mala fe).
Lo peor es que una gran cantidad de fraudes son detectados de manera fortuita, casual o como consecuencia de sospechas in situ. Para evitar esto, Goldacre propone algunas medidas, como mejor vigilancia rutinaria, mejor comunicación entre los editores de publicaciones relativa a los trabajos sospechosos que rechazan, mejor protección de denunciantes, comprobaciones al azar de datos importantes por parte de las publicaciones especializadas…
A este último respecto, una forma eficaz de descubrir adulteraciones de resultados es comprobando los números supuestamente aleatorios presentados en la investigación. El cerebro humano, es un generador muy imperfecto de números al azar.

Las moscas borrachas

moscas
Según una investigación llevada a cabo por la Universidad de California en San Francisco y publicada en la revista Science, cuando a un macho de estas moscas (Drosophila melanogaster) se le ofrece comida bañada en alcohol o su equivalente no alcohólico, su decisión dependerá de si se ha apareado recientemente o si ha sido rechazado por una hembra. Galit Shohat-Phir, que lideraba la investigación, situó 24 moscas macho en uno de los siguientes escenarios: la mitad en grupos de cuatro, cada uno con 20 hembras listas para aparearse, permitiéndoles a los machos aparearse con varias. La otra mitad solos, cada uno con una hembra que se había acabado de aparear, rechazando cualquier cortejo. Tras 4 días de insistente rechazo, los machos fueron trasladados a contenedores con capilaridades con alimento, algunas con alcohol, otras sin él. En promedio, los rechazados ingirieron 4 veces más alcohol que los apareados. Los investigadores sospechan que un neurotransmisor llamado neuropéptido F (NPF) podría estar implicado en esta respuesta. En humanos existe un químico similar (NPY), que tiene relación con la depresión y el consumo de alcohol y drogas.

Sin embargo, que el consumo de alcohol produzca cierta recompensa en el mal de amores no significa que permita ayudarnos a olvidar, al menos en el ser humano. El alcohol no es ningún amnésico. De hecho, el alcohol estimula áreas de nuestro cerebro implicadas en el aprendizaje y la memoria, tal y como se desprende de un estudio del Centro Waggoner para la investigación del Alcohol y las Adicciones de la Universidad de Texas (EE UU). Cuando bebemos alcohol se estimula el sistema dopaminérgico, que “le dice a nuestro cerebro que lo que está haciendo en ese momento es gratificante, que debe ser recordado y repetido“.

Unos cortejos peligrosos

El mundo de los pequeños invertebrados nunca dejarán de sorprendernos. Aquí os presento a uno que me ha cautivado por completo, la Maratus volans, una pequeña arañita saltadora que a la hora de cortejar es toda una especialista y no es para menos, ya que se juegan la vida. Como muchos sabréis, las arañas saltadoras (Familia: Salticidae) poseen en general colores llamativos y una vista muy aguda, esencial para acechar y rápidamente saltar sobre su presa, ya que no tejen telas para atrapar insectos. Aunque sólo hayan sido descritas ocho especies hasta ahora, se conocen otras 20, todas ellas en Australia. El Dr. en entomología Jürgen Otto, hizo una serie de películas sobre este tipo de arañas, muy divertidas de ver. Espero que penséis lo mismo.

Los efectos de la cerveza

Sólo un pequeño sorbo de cerveza puede excitar al cerebro y aumentar el deseo de beber. Es lo que sugieren investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Indiana tras un experimento que ha sido publicado en la revista especializada Neuropsichopharmacology. La investigación se llevó a cabo con 49 hombres a los que se les suministró 15 mililitros de agua o bien bebidas energéticas o su cerveza favorita en un periodo de 15 minutos. Es decir, que la dosis era tan pequeña que el alcohol no tenía influencia en el cuerpo, sólo el sabor. Mientras esto ocurría, se les realizaba un escáner cerebral. Los resultados mostraron que el cerebro liberaba más dopamina después de la cerveza y que los hombres eran más propensos a decir que tenían ganas de tomar una bebida alcohólica. Y los efectos eran mayores en hombres con historial familiar de alcoholismo, lo que podría significar que hay un factor de riesgo hereditario para esta enfermedad.

Convierte plantas no comestibles en alimento

agricultura
Científicos del Virginia Tech consiguen transformar la celulosa en almidón, uno de los componentes más importantes de la dieta humana, lo que podría permitir alimentar a una población mundial que se espera alcance los nueve mil millones de personas en 2050. El hallazgo, liderado por Y.H. Percival Zhang, profesor de la Facultad de ciencias agrícolas y de la Facultad de ingeniería del Virginia Tech. El almidón es uno de los componentes más importantes de la dieta humana y proporciona entre un 20 y un 40% de nuestra ingesta calórica diaria, y Zhang ha logrado generar con este método un tipo de almidón llamado amilosa, que actúa como una buena fuente de fibra dietética. Con este nuevo método, aproximadamente un 30% de la celulosa de material vegetal no alimenticio (como rastrojo del maíz) puede ser transformado en amilosa. El método implica cascadas enzimáticas (reacciones químicas en las que los productos de una reacción se consumen en la siguiente reacción). Ha sido bautizado como biotransformación enzimática simultánea y fermentación microbiana (simultaneous enzymatic biotransformation and microbial fermentation). Ya hace 200 años, los cálculos determinaban que muy pronto no habría comida para todos. Entonces se descubrieron las propiedades de los inmensos depósitos de nitrógeno y fósforo que se habían acumulado durante siglos en las islas de las costas de Sudáfrica y Sudamérica, donde no hay lluvia que filtre los excrementos de los cormoranes, pingüinos y pájaros bobos. Este guano lo empleaban los agricultores como una suerte de fertilizante mágico, y entre 1840 y 1880, el nitrógeno de guano marcó una gran diferencia para la agricultura europea. Pero pronto se agotaron los mejores depósitos y el miedo a que no hubiera suficiente comida para todo el mundo empezó volvió a brotar entre los expertos. Entonces, Fritz Haber y Carl Bosch idearon un sistema para fabricar grandes cantidades de fertilizante de nitrógeno inorgánico a partir de vapor, metano y aire. Otros dos factores permitieron salvar a la humanidad del desastre: el motor de combustión interna (para fabricar tractores y no depender tanto de los caballos, para cuya alimentación eran necesarias muchas tierras exclusivas) y una nueva variedad de trigo vigorosa y resistente (“Marquis”), cruzando una planta del Himalaya con una americana que podía sobrevivir más al norte, en Canadá. Desde hace tiempo, pues, vivimos in extremis, pero también somos tal cantidad de personas que, entre nosotros, se generan muchas más ideas que nunca; montañas de innovación que, como el descubrimiento del Virginia Tech, permite que sigamos adelante.

Los que vieron un átomo en el siglo XIX

Annie y Charles
En el siglo XIX, antes de que cualquier científico lo consiguiera, dos personas afirmaron haber visto un átomo. Eran Annie Besant y Charles Leadbeater. Bessant tenía poco de científica: de hecho, era clarividente y activista en el movimiento religioso teosofista. Leadbeater, por su parte, era predicador anglicano. Fue Leadbeater el que escribió un libro en 1909 titulado Química oculta, donde describía exhaustivamente y con gran precisión el aspecto de átomos individuales de diversos elementos que se le aparecieron al propio autor y, más tarde, a Besant. Al parecer, para ver estos átomos no emplearon un microscopio sino el “tercer ojo” de la clarividencia. Las ilustraciones del átomos, a su vez, corrían a cargo de otro tipo que también era bastante extravagante: Curuppmullage Jinarajadasa, el joven compañero cingalés de Leadbeater, que asistía a las “sesiones espiritistas químicas” acompañado de un gatito blanco. Estas ilustraciones tenían un gran parecido a los organismos marinos especulares ilustrados por el biólogo alemán Ernst Haeckel, del que ya os había hablado en una ocasión.Obviamente, ninguno de los dos pudo ver átomos con el “tercer ojo”. Además, aunque se asociaron con científicos y registraran sus observaciones y medicas con enorme minuciosidad, incumplían una norma básica en la ciencia experimental: que alguien pudiera replicar sus resultados.

300.000 personas sonándose la nariz

desembarco de enfermos
En el ámbito penitenciario, también alguien puede simular una enfermedad para acudir a la enfermería (quién sabe, quizá para urdir un plan de escape). Pero una de las simulaciones de enfermedad más importantes de la historia (por la cantidad de personas que involucradas de ella, así como por las consecuencias históricas) fue la llevada a cabo durante la Segunda Guerra Mundial. De hecho, fue una campaña en particular la que enseñaba a los soldados y obreros alemanes, y a los de otras nacionalidades, cómo engañar a los médicos para que les dieran una baja por enfermedad. Gregorio Doval introduce más ejemplos de simulaciones de enfermedad en plena Segunda Guerra Mundial, concretamente en julio de 1944, en su libro Fraudes, engaños y timos de la historia Estos manuales de instrucciones servían para ilustrar a la gente no sólo en cómo debían fingir las enfermedades, es decir, sus síntomas más característicos, sino también cómo debían comportarse frente al médico: por ejemplo, no explicitando al médico que se está enfermo o los síntomas que se sufre, sino dejando que sea el propio médico el que lo descubra, ya sea mediante exploración como a través preguntas. De este modo se pretendía evitar que el médico en funciones pudiera desconfiar. Lo más irónico, sin embargo, es que esta campaña de simulación de enfermedades también pretendía que los médicos siempre tuvieran la mosca detrás de la oreja, es decir, que desconfiaran por sistema de cualquier persona que afirmara estar enfermo. De esta manera, para evitar equivocaciones o engaños, probablemente el médico dictaminaría que una persona no está enferma cuando realmente lo está, sencillamente porque sus síntomas no son lo demasiado evidentes o porque su comportamiento parece delatar cierto engaño. En consecuencia, muchas personas enfermas realmente eran mandados de vuelta al servicio activo, propagando así enfermedades contagiosas, y fomentando el descontento general.

¿Por qué las mujeres eran mejores operadores de teléfono?

centralita
Hace un tiempo os hablaba de que las mujeres sabían captar mejor el pulso emocional de las comunicaciones en Morse durante la Segunda Guerra Mundial. En esta misma línea, las mujeres, por allá 1877, se descubrieron como operadores de teléfono mucho más competentes que los hombres. De hecho, la imagen cinematográfica de una mujer en mitad de una centralita de teléfonos, conectando clavijas y accionando conmutadores, no es nada fortuita: realmente eran mujeres en la mayoría de los casos, y lo eran por su especial y presunta pericia (aunque también porque resultaban más baratas). Al principio, este trabajo no revestía mayor dificultad: apenas dos docenas de clientes eran los que usaban el servicio de telefonía en 1878, entre los que se encontraban la comisaría de policía de New Haven, Connecticut, la primera “centralita” del mundo. El número de teléfono, para facilitar la localización de los nuevos suscriptores, llegó a finales de 1879 en Lowell, Massachusetts: cuatro operadores llevaban las conexiones de 200 suscriptores. Era la primera vez que se llevaban a cabo un listado alfabético de personas que podían llamarse a distancia. La idea se implantó progresivamente en muchas otras centralitas del país Poco después, las guías de teléfonos se convirtieron en mamotretos de la identificación de la población humana: la guía de Londres tenía tres tomos, por ejemplo, y la de Chicago ocupaba un volumen de 2.600 páginas. (Hasta 2010, las compañías telefónicas estadounidenses no retiraron definitivamente las guías telefónicas: en Nueva York se calcula que el fin del suministro automático de guías de teléfonos supuso un ahorro de 5.000 toneladas de papel: ahora ya no es necesario memorizar el teléfono de nadie, basta con buscar su nombre en Internet o en la memoria de nuestro teléfono). Irónicamente, las centralitas de telefonía fueron, junto a otra tecnología emergente (la máquina de escribir), un gran impulsor laboral de la mujer, aunque ambos empleos estuvieran muy mal pagados.

domingo, 14 de abril de 2013

El espacio no es sitio para llorones

Poder llorar, puedes, pero estéticamente no se parece en nada a la idea de llorar que tenemos todos. Más bien parece que estás sufriendo algún tipo de enfermedad o, al menos, seguro que suscitas mucho más fácilmente al otro que te diga: “oye, ¿quieres un pañuelo? ¿Dos?”.

Embarazo sin coito


Seguro que a todos os suena el mito de que si un hombre eyacula en una piscina, una chica que se bañara en ella podría quedar embarazada.
Generalmente, ese mito, y otros similares, se ha usado como forma de excusar un embarazo fortuito fuera del matrimonio que la mujer o la familia ha preferido escamotear. (Aunque seguro que mucha gente se lo ha creído, como también hay personas mayores de edad que, hoy en día, aún dudan de que una mujer pueda quedarse embarazada tras una felación. Palabra).
Antes de que se popularizaran las piscinas (o el mito del embarazo por baño), sin embargo, hubo otros mitos similares, algunos que también buscaban restituir de algún modo el honor de ciertas mujeres;otros, espoleados por los escasos conocimientos médicos de la época.
En 1750, por ejemplo, a la Royal Society de Londres le llegó una misiva de un tal Abraham Johnson, titulada Lucina Sine Concubita (del latín, embarazo sin sexo). Allí explicaba el uso de “una maravillosa máquina cilíndrica, catóptrica, rotundo-cóncavo-convexa” para capturar “animálculos” que flotan en el aire y que, al examinarse bajo el microscopio, tenían la forma de hombres y mujeres en miniatura.

Cuando, con frecuencia, una mujer juraba que se había mantenido casta y virgen, a pesar del evidente bombo que traía desde hacía meses, sólo podía deberse a que la fecundación se había producido por el aire, a través de esos animáculos, tal y como sospechaba Johnson.
Para probar esta teoría, proponía que se promulgara un edicto que prohibiera el sexo durante todo un año en Gran Bretaña: si incluso así se producían embarazos, entonces la teoría tendría fundamento. No era una idea tan descabellada, la de no tener sexo durante un año, porque las huelgas de sexo se han usado en muchas ocasiones para toda clase de cosas: por ejemplo, conseguir que el agua llegue en tuberías hasta los hogares, como pasó en Turquía: podéis leer la historia completa en Los lugares más anti sexuales del mundo (y que sirvieron para cambiar el mundo).

Una pregunta que ya tiene respuesta


Después de muchas especulaciones, investigadores australianos han sabido responder, con un rotundo “Sí”, a una de las preguntas más importante:
¿El tamaño del pene importa?
El grupo de investigadores han encontrado que el tamaño del pene es tan importante como la altura cuando se trata de evaluar el atractivo masculino, y cuanto más grande es, de hecho, mejor.
Los resultados del estudio, que consiste en la evaluación de un grupo de mujeres a una serie de imágenes generadas por ordenador (variando la altura, la forma del cuerpo y el tamaño del pene), han sido publicados en Proceedings of the National Academy of Science.
Hemos encontrado que el tamaño del pene flácido ha tenido una influencia significativa en el atractivo masculino. Los hombres con un pene más grande han obtenido una calificación mucho más alta, por lo que resultan más atractivo
Citan los autores.
Los investigadores decidieron variar, además del tamaño del pene, la altura y la forma del cuerpo para que sea menos obvio que característica estaba siendo manipulada en las imágenes digitales. Se encontró una interacción no sólo entre el tamaño del pene y la altura, sino también entre el tamaño del pene y la forma del cuerpo.
Hubo una interacción, el tamaño del pene era más importante que si el individuo era alto o con un cuerpo musculoso y en forma de V
Dice el coautor del estudio, el Profesor Jennions Michael de la Universidad Nacional de Australia.
Los resultados del estudio apoyan la hipótesis de que el tamaño del pene era la razón por la que las mujeres elegían a sus parejas cuando los humanos no usábamos ropa.
El tamaño del pene puede ser una señal hormonal o es meramente una cualidad estética, al igual que la cola del pavo real
Sugiere Jennions.
Pero antes de sacar la cinta métrica, señaló que las preferencias por el tamaño del pene u otras características físicas no afectan necesariamente la forma en la que finalmente las mujeres seleccionan a sus compañeros.

Orgasmos cuando bostezas

bostezos

Estos días se estrena en España una película sobre un fármaco antidepresivo que tiene unos efectos secundarios nada agradables, precisamente bajo el título de Efectos secundarios. Viéndola, sin embargo, me acordé de un antidepresivo que apareció en 1981 cuyos efectos secundarios, por el contrario, eran mucho más agradables. Quizá demasiado.
Y es que muchas de las personas que lo tomaban experimentaban orgasmos incontrolables cuando bostezaban.
Dichos efectos fueron informados por tres psiquiatras del Hospital Regional de Saint John, en New Brunswick, en el Canadian Journal of Psychiatry, tal y como explica Ian Crofton en Historia de la ciencia sin los trozos aburridos:
Cada vez que bostezaban, dijeron dichos pacientes, tenían un orgasmo. Una mujer “admitió tímidamente que esperaba seguir tomando el medicamento con un tratamiento a largo plazo”, mientras que un hombre se vio obligado a llevar permanentemente un condón, en caso de en el autobús encontrara a un pelmazo que lo hiciera bostezar Una mujer de edad mediana que fue hospitalizada solicitó que se le quitara la medicación, porque en el ambiente hospitalario no había manera satisfactoria de resolver sus “ansias sexuales irresistibles”. Un cuarto paciente, un hombre casado, informó de una experiencia bastante distinta del medicamento: cada vez que bostezaba “experimentaba una sensación tan intensa de agotamiento y debilidad que tenía que tenderse durante diez a quince minutos.
Un equipo de científicos, transcurrido un año, publicaron también en el Canadian Journal of Psychiatryuna posible explicación del fenómeno:
Proponemos que el aumento en los niveles de serotonina del cerebro que resultan del efecto de la clomipramina sobre la reabsorción de serotonina pueden estimular la liberación de CRF (factor liberador de la corticotrofina) hipotalámica. El CRF liberado tiene el potencial de activar circuitos neuronales responsables de los patrones de comportamiento descritos previamente, es decir, bostezar y la respuesta sexual espontánea.
Sea como fuere, seguro que a muchos hombres no les hubiera importado disponer de un buen surtido de este antidepresivo en las diferentes huelgas sexuales contemporáneas (como la de Islandia en 1979, en la que las mujeres privaron de sexo a los hombres a fin de que se les reconociera sus tareas, y otras que os explico en Los lugares más anti sexuales del mundo (y que sirvieron para cambiar el mundo). Los motivos para tomarlo ya os los dejo a vuestra imaginación.

Solución: Caza-asteroides

La NASA ha hecho públicos los detalles de su nuevo y ambicioso plan, atrapar un asteroide en el espacio. En esta ocasión, la idea consiste en capturarlo robóticamente y arrastrarlo hasta la órbita de la Luna, donde se quedará estacionario. En ese instante permanecerá al alcance de los astronautas, que irán a visitarlo y estudiarlo. El proyecto acaba de ser confirmado por la agencia espacial y forma parte de sus presupuestos para 2014. La construcción del robot caza-asteroides tendrá unos costes de 78 millones de dólares y será lanzado en 2017.

Primer dispositivo tridimensional de invisibilidad cuántica


Bioedificios lo llaman.

En la ciudad alemana de Hamburgo se ha llevado a cabo la construcción de un nuevo complejo de apartamentos que cuenta con un tipo de persianas muy peculiares. La peculiaridad reside en que éstas contienen multitud de algas, convirtiéndose en el primer edificio del mundo que aplica esta nueva tecnología. Diseñado por Arup, SSC Strategic Science Consultants y Splitterwerk Architects y bautizado con el nombre de Bio Intelligent Quotient(BIQ) House, el edificio demuestra la capacidad del uso de algas como una alternativa para de calentar y enfriar edificios grandes. Para poder aprovechar de manera óptima el uso de algas, que previamente el equipo obtuvo del cercano río Elba, se introdujeron en finos tanques rectangulares.

bioEn el interior, las algas viven en una solución acuosa a la que se le proporciona nutrientes y dióxido de carbono por un sistema automatizado. Cada tanque se fija a las paredes exteriores del edificio, permitiendo el giro de los mismos con el movimiento del Sol, una tecnología similar a la utilizada en colectores solares. Como las algas crecen sobre todo en verano, proporcionan más sombra en el interior del edificio, ayudando a mantener el fresco (sirviendo a su vez como amortiguador de sonido). El exceso de calor que se acumula en el agua de los tanques se transfiere a otros tanques de agua salina que existen debajo del edificio para un uso posterior. Cuando la cantidad de algas en los tanques llega a cierto punto, algunas se retiran, pasando a una instalación de procesamiento en el interior del edificio. Allí, la biomasa se ​​convierte en biogás que puede ser quemado para proporcionar calor en el invierno. De esta manera, el edificio hace uso de energía solar y geotérmica permitiendo que se caliente y se enfríe sin utilizar combustibles fósiles. El diseño y la construcción del BIQ ha sido de tres años, teniendo un coste aproximado de cinco millones de Euros, todos financiados por Internationale Bauausstellung (IBA). El BIQ es uno de los 16 proyectos llevados a cabo por el grupo, tiene como objetivo demostrar que existen formas rentables de fabricación de edificios bio-friendly disponibles hoy en día. Para llamar la atención del edificio, el equipo ha pintado su exterior de color verde, añadiendo un dibujo animado con forma de burbuja gigante en el que lleva escrito la palabra “Photosynthesis?“.

Esto lo entiende hasta un niño de 10 años (o debería)

No sé si alguna vez habéis leído algún texto de Jacques Lacan, Julia Kristeva, Bruno Latour, Jean Baudrillard o Gilles Deleuze. Escriben no ficción, ensayo, pensamiento, conocimiento. Sin embargo, para entender lo que escriben hay que hacer un gran esfuerzo, leer lento, buscar palabras en el diccionario, tratar de descifrar sentidos ocultos en la jungla de subordinadas. En definitiva, se debe invertir mucha energía cognitiva en entender la literalidad de lo expuesto. Un carga cognitiva que ya no podemos usar para entender en tanta profundidad lo expuesto. De hecho, muchos fragmentos escritos por dichos autores no se entienden, o uno debe entenderlos un poco a su manera, porque no tienen un sentido unívoco y universal. Es decir, son textos que, en parte, deben interpretarse. Como un texto literario. Las humanidades, aún en el siglo XXI, continúan dando pábulo a esta clase de intelectuales. Incluso, determinados estratos académicos, como cierta intelectualidad francesa, suelen confundir la ininteligibilidad de un texto con su profundidad. O dicho de otro modo: si escribes de una forma que puede ser entendida por una persona de diez años (insisto, entender la literalidad del texto, no el sentido final), es que entonces el contenido también es propio de un niño de diez años. Célebre es el caso del affaire Sokal en Social Text: un artículo pedante e ininteligible lleno de sinsentidos (escrito así deliberadamente como experimento) que, sin embargo, fue publicado y alabado. Este defecto también lo podemos encontrar en las ciencias, naturalmente (hacerse el críptico o el oscuro siempre ha sido un buen recurso para parecer más profundo). Pero desde finales del 1600, la ciencia ha perseguido y aplaudido, en términos y generales la claridad expositiva. Si alguien no podía demostrar que tenía razón, entonces poco importaba que la tuviera. Que toda la carga cognitiva deba concentrarse en el contenido del texto y no en el continente. Que el continente sea para niños, y el contenido para adultos. Por ejemplo, ya en 1667, Thomas Sprat publicó en su History of the Royal Society, donde ilustraba acerca de cómo debería ser el lenguaje de la ciencia, que debía evitarse “el lujo y redundancia de palabras” y “rechazar todas las amplificaciones, digresiones y estilo pomposo”. Por el contrario, los científicos deberían adoptar “una manera de hablar próxima, llana, natural; expresiones positivas, sentidos claros; llevar todas las cosas tan cerca como sea posible de la simplicidad matemática, prefiriendo el lenguaje de los artesanos, los aldeanos y los comerciantes al de los sabios y los eruditos”. Es decir, huir de la retórica. Decía George Orwell que la principal ventaja de escribir con claridad es que “cuando hagas una observación estúpida, su estupidez resultará obvia incluso para ti”. Es una dura lección que deberán asumir ahora, más que nunca (pues vivimos en un mundo donde la ciencia, cada vez más, está apropiándose de magisterios de las humanidades), los que insisten en escriben rarito. Ya sea porque saben mucho, ya sean porque saben menos de lo que creen.

Condiciones en el conocimiento de un grupo


  1. Tamaño de la comunidad. El conocimiento sólo sobrevive si existen mentes que lo entiendan (no hay que confundir conocimiento con información). Cuanto mayor sea el tamaño de la comunidad que entiende un conocimiento, más probable resulta que esa comunidad trabaje para emplear ese conocimiento, ya sea aplicándolo o mejorándolo.
  2. Coste del intercambio. La forma más efectiva de que un conocimiento llegue al máximo número de personas es transmitirlo. Antiguamente, las comunidades pequeñas tenían muy fácil intercambiar un conocimiento; hoy en día resulta más gravoso. Por ello, cualquier cosa que haga disminuir el coste de transmitir conocimientos puede incrementar el conjunto de gente que dispone de ellos. La imprenta es un ejemplo de este punto. Actualmente lo es Internet.
  3. Claridad del conocimiento compartido. Si pretendemos transmitir una receta de cocina podemos hacerlo de dos formas a nivel de claridad expositiva: escribiendo un texto poético, jalonado de palabras complejas, metáforas oscuras y datos idiosincráticos o crear una lista de ingredientes y otra lista de instrucciones. Si bien el ser humano encuentra placer en leer textos ambiguos y difíciles de entender, ello no incrementa tanto el conocimiento como si lee textos que, por encima de todo, aspiren a ser comprensibles y claro. En realidad, los conocimientos no son más que recetas de cocina aplicadas a toda clase de ámbitos. En ese sentido, escribir rarito pudiera parecer que es consecuencia de tener una mente más compleja, unos conocimientos más profundos o una ambición más elevada… pero los alquimistas también escribían de ese modo y nunca lograron incrementar su nivel de conocimientos tal y como lo hizo la química. 
  4. Cultura. La cultura no es más que un conjunto de suposiciones compartidas de una comunidad acerca de las relaciones de sus miembros, así como también acerca de cómo debería funcionar en relación a su trabajo. Es decir, la comunidad debería preservar normas culturales que la mantengan unida (por ejemplo, el método científico) más que en conservar cualquier tipo de conocimiento de que disponga dicha comunidad (por ejemplo, que la Tierra es plana). El conocimiento cambia y mejora, pero el compromiso cultural hacia el trabajo debe mantenerse durante toda la vida del grupo.

Enfermedades mentales que más se buscan en Google

depresión
En invierno, los usuarios de Google buscan más información sobre enfermedades mentales que en verano. Es uno de los datos que arroja un artículo publicado en American Journal of Preventive Medicine y basado en datos de las búsquedas realizadas por los usuarios de Google entre 2006 y 2010. Los autores admiten que ignoran aún la naturaleza de dicha correlación: pudiera ser algo biológico, social o medioambiental, aunque sostienen que tal vez se deba con la vitamina D, que sólo se sintetiza cuando nos exponemos al sol. Entre las búsquedas más comunes, trastornos alimentarios como la anorexia o la bulimia descienden hasta un 40% en el verano respecto al invierno. El déficit de atención por hiperactividad de un 18 a un 15%. “Suicidio” disminuye un 25% durante el verano, y las búsquedas relacionadas con la esquizofrenia descienden un 36-37%. Benjamin Althouse, un candidato doctoral en la Universidad Johns Hopkins Bloomberg School of Public Health e investigador en el estudio, señala: 

 "Nuestros resultados pueden ayudar a los investigadores en todo el campo de la salud mental generan nuevas hipótesis adicionales mientras explora otras tendencias poco costosa en tiempo real. (…) Por ejemplo, moviéndose hacia adelante, podemos explorar los patrones diarios de información de salud mental buscando … tal vez incluso la búsqueda de un efecto lunes. El potencial es ilimitado".