domingo, 21 de abril de 2013

Las moscas borrachas

moscas
Según una investigación llevada a cabo por la Universidad de California en San Francisco y publicada en la revista Science, cuando a un macho de estas moscas (Drosophila melanogaster) se le ofrece comida bañada en alcohol o su equivalente no alcohólico, su decisión dependerá de si se ha apareado recientemente o si ha sido rechazado por una hembra. Galit Shohat-Phir, que lideraba la investigación, situó 24 moscas macho en uno de los siguientes escenarios: la mitad en grupos de cuatro, cada uno con 20 hembras listas para aparearse, permitiéndoles a los machos aparearse con varias. La otra mitad solos, cada uno con una hembra que se había acabado de aparear, rechazando cualquier cortejo. Tras 4 días de insistente rechazo, los machos fueron trasladados a contenedores con capilaridades con alimento, algunas con alcohol, otras sin él. En promedio, los rechazados ingirieron 4 veces más alcohol que los apareados. Los investigadores sospechan que un neurotransmisor llamado neuropéptido F (NPF) podría estar implicado en esta respuesta. En humanos existe un químico similar (NPY), que tiene relación con la depresión y el consumo de alcohol y drogas.

Sin embargo, que el consumo de alcohol produzca cierta recompensa en el mal de amores no significa que permita ayudarnos a olvidar, al menos en el ser humano. El alcohol no es ningún amnésico. De hecho, el alcohol estimula áreas de nuestro cerebro implicadas en el aprendizaje y la memoria, tal y como se desprende de un estudio del Centro Waggoner para la investigación del Alcohol y las Adicciones de la Universidad de Texas (EE UU). Cuando bebemos alcohol se estimula el sistema dopaminérgico, que “le dice a nuestro cerebro que lo que está haciendo en ese momento es gratificante, que debe ser recordado y repetido“.

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