domingo, 12 de mayo de 2013

El metal del animal que quiso usarse como blindaje en la Segunda Guerra Mundial

tunicado

Bajo el mar hay una fauna tan exótica que, a efectos prácticos, el fondo del mar es casi un planeta extraterrestre. Uno de los ejemplares más extraños es el de los tunicados, un tipo de animales que incluyen las ascidias, que generalmente habitan sobre el fondo del mar en coloridos grupos de organismos sacciformes.
De hecho, es tan raro que los científicos todavía no tienen claro cómo clasificarlo, si como animal, animales o crecimientos. Son como manchas de colores. Como adornos dalinianos. Dependen para algunas funciones biológicas del grupo como un todo, pero sin embargo logran expresar su individualidad en colores diferentes: azul, verde, púrpura, rosa, amarillo y blanco.
En 1911, el fisiólogo alemán Martin Henze descubrió que en la sangre de estas criaturas hay grandes cantidades de vanadio, un elemento que se encuentra cien veces más concentrado en ellos que en el agua de mar del que extraen su alimento. De hecho, según investigadores de la Universidad de Hiroshima, los tunicados podrían albergar la mayor capacidad de concentración de cualquier metal de todos los animales.
Pero todavía no se sabe para qué necesitan este vanadio: se especula que tal vez desempeñe un papel en su sistema inmune.
El vanadio presente en los tunicados resultaba insuficiente para pensar en maneras de extraerlo y recolectarlo, sin embargo, durante la guerra se empleó el término en código “minería del vanadio” para referirse a la búsqueda de los minerales de uranio necesarios para la bomba atómica.
El vanadio recibe su nombre de Vanadis, un nombre alternativo de la diosa Freya, que aparece en algunos de los eddas noruegos. Vanadis (la dis de los Vanir, es decir, la “dama de la gente hermosa”)es la diosa del amor, la belleza y la fertilidad. Cuando llora, sus lágrimas son de oro rojo si caen sobre terreno sólido, y de ámbas si caen en el mar.

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