Es el caso de un hombre conocido por las siglas H. M., que, a causa de los ataques de epilepsia particularmente fuertes e intensos que sufría, fue intervenido a finales de verano de 1953 en un quirófano del Hartford Hospital, Connecticut, por un neurocirujano llamado William B. Scoville.
La operación consistió en succionarle a H. M. un buen puñado de materia de su cerebro, en concreto: la mayor parte del hipocampo, el giro parahipocámpico, el córtex entorhinal y perirhinal y la amígdala.

Cuando, por ejemplo, veía fotografías de sí mismo con su madre tomadas después de su operación, H. M. reconocía a su madre, pero no a sí mismo. En su cabeza, siempre tenía 27 años.
A pesar de todo ello, H. M. conservaba cierta parte de su identidad, tal y como señala Philip J. Hilts en su libro Memory´s Ghost, tras pasar un largo tiempo con H. M. En parte porque H. M. siempre recordó la mayor parte de su vida anterior a la operación, y en parte porque una persona también es una compilación relativamente estable de disposiciones y rasgos del carácter,independientes de los recuerdos. O tal y como escribió el psicólogo A. R. Luria: “Un hombre no consiste sólo en memoria, tiene sentimientos, voluntad, sensibilidad, sentimientos morales, temas de los que la neuropsicología no puede hablar.
Por esa razón, H. M. era consciente de que había envejecido con los años, aunque no tuviera creencias explícitas de que fuera así.
H. M. murió en diciembre de 2008. H. M. eran las iniciales de Henry Gustav Molaison, ahora que ya no debemos proteger su privacidad. Actualmente, su cerebro se conserva en la Universidad de San Diego, donde fue dividido en secciones histológicas el 4 de diciembre de 2009: se obtuvo 2.401 secciones del cerebro de Molaison, encontrando sólo dos secciones dañadas y 16 secciones potencialmente problemáticas. Actualmente se está desarrollando la segunda fase del proyecto.
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